martes, 28 de septiembre de 2010

TAMP

http://www.youtube.com/watch?v=rhN7SG-H-3k

incluso en la noche más lúcida
cierro los ojos y es como si t pudiese besar
humo q en instantes desvanece
aprieto los puños y toco si quiero tocar...

bésame, bésala....
despega alma que hoy puedes volar
suelta mi cuerpo y marcha, sin más
no mires, siéntela...

V.Reyes

Cristales

Banales, sencillos cristales... cristales rotos.. y un rostro, ¿en cuantos pedazos se puede romper un vaso?.... cristales rotos.... recuerdos, detalles... y sus pequeñas manías... ¿¿y ahora a encarar la vida?? antes ya lo hacía pero al menos tenía ese detalle.... te tenía a ti...

Aunque es cierto que respiro hondo, y que no t necesito,
es verdad que puedo ser fuerte y luchar...
pero sigue poniendo tu nombre.... en cada cristalito...
y puede que no tenga q necesitarte, tan solo con saber que te amo no baste, cristales.... cristales rotos, y mi rostro..
V.Reyes

lunes, 27 de septiembre de 2010

buff

Este impertinente, locuaz y egolatra no va a cambiar, perdona que te interrumpa pero alguien tenía que hacerlo, no son bobadas lo que dices.... y de serlo.... era estupido pensar que el mundo era redondo. El problema es que no quiero oir lo que tienes que decir, el problema es que tal vez tú tampoco lo quieras decir, "EL PROBLEMA" es que sobran las palabras, los razonamientos, el divagar perpetuo sobre la verdad. A los filosofos los matan, o se mueren.... Dejemos de pensar, dejemos de leer, dejemos.... dejemos al tiempo correr y que nos pase por encima, quiero sentir ya el atrofio de mi ser, los latigazos de la vida, quiero tropezarme con "la piedra" y quedarme un rato tirado en el suelo..... ya me levantaré...

sin pies ni cabeza

Esta es la historia de dos amantes de verdad, que nacidos escribió el azar sus nombres juntos y de como ellos aún amándose no se quieren...

Noviembre de 1995, de aquellas tardes mucho que decir, aunque quizá bastase con hablaros de la embriaguez de los callejones, heladizos mis pómulos y consternados por la sublime perfección en la que nos envolvían dos muros, altos como las torres de cuentos de hadas en las que suelen morar doncellas y dragones, -me agobia verme entre solo dos salidas- escuché en el ronroneo k nos acompañaba cada noche, y mirando al cielo entre una sonrisa “silbé”: ¡te equivocas, no temes sentirte atrapada, temes verte obligada a escoger...! no le vi la cara ni hizo ruido alguno ¿pero que más daba? Yo sabia que presta una sonrisa rayaba el presente. Salíamos de allí callados y las narices acurrucadas en el cuello del chaquetón, mirando con los ojos cual asesino en serie los huecos de la acera que ocuparán el recuerdo de nuestros zapatos, como si nunca existiesen aquellas tardes...
Un día, más que un día fue un leve instante, tan efímero como un beso, ese instante y esa lágrima patinando en mis labios, ¡”ni pintada por Bécquer” estaría más cerca del cielo! , esculpía con cada pestañear sus ojos en mi razón, divagaban desenfrenadas las palabras por mis venas y no llegaba mas a la boca que superflua una sonrisa, condenado por la sensatez a despertar en busca de la verdad a cada instante, encadenado por los tobillos para no volar, veía en cada palpitar de un reloj tus labios y cuan lejos estaban siempre de los míos, y saber que aquel sería nuestro ultimo beso mataba la esperanza, aferrado a tus labios y luchando contra la realidad, fue aquella la primera vez que cerré los ojos a la par que te besaba, puede que terminase por rendirme, puede que me estuviese entregando a mi alguacil o puede que solo intentase no ver lo que pasaba, cuando nuestras manos se soltaron vida mía, la fascinación era quien derramaba lagrimas en mis ojos, fascinado por verte llorar, fascinado por el dulzón que ardía con vehemencia en los crueles labios de un Don Juan, airado, roto, insatisfecho, cabreado, lloroso, indignado, mi pecado, haberme enamorado...

no todo...

Todo está escrito, pero no a mi manera, dos caracoles de mauro y mis gusanos de seda, sobre el verso y el fuego de tus caderas, sobre el enigma del universo que hay dentro y fuera... todo está escrito menos esto...
Caballo cabalgo descalzo, desmonto y arrastro párpados, ojeras que revelan el desenfreno del extasis que albergo... y estallo, volcán amargo, el ácido nace en mi craneo... flashes, fotogramas calcinados, y nace la historia... de una guitarra apoyada, espectante en su silla cuando un tipo gordo que grita ronco la levanta y acaricia, la abofetea y nace la historia... una corta historia... nazco yo, y no muero, ya ni el silencio me daña, resuena eterno, ya nunca podrá dejar de ser guitarra ni olvidar aquello, ya nunca olvidarás esto que leiste... aunq a mi si, y dirás un día... leí la historia de una canción, ¿qué canción?, ¿qué guitarra?, ¿qué gordo?... ¿ y qué más da?

Folios...

lleno folios.... necesito llenar folios, tan solo los lleno, no me hace mejor, tampoco quiero serlo....
lleno folios?? vacío mi cabeza
soy la psicodelia en el daltónico, la sonata del silencio, no miro el mundo con otro cristal, yo soy el cristal, el prisma que descompone y observa el espectro de la luz, ¿Qué luz? quedó el mundo apagado... qué prisma? soy el mero sueño del imsomne, no soy nada... soy el caos, y perdonen mi locura, pero el caos es el todo y eso me convierte inevitablemnte en el absoluto, una existencia, incluso muerto seré existencia, seré un muerto... es paradojico, como no serlo... si no lo fuese volvería a ser paradójico....

Palabras?

¿Qué son palabras sino palabras?? ¿la unica forma de expresarnos? mentira,si pudieses ver mis ojos ellos solo se expresarían con maestría, las palabras son meras pinceladas en un lienzo sonoro... Sin embargo querida palabra tú eres inmortal, mis ojos no, tú ni conoces metros ni minutos, no conoces defectos ni virtudes, querida palabra, no he de andar muy cuerdo cuando te hablo mientras te escribo, pero tú no me juzgas, no hay límite en tu tolerancia y comprensión, aún así, no me comprendes, pero te aviso... yo tampoco te comprendo.......

como va, viene

Cansado de repasar borrones, la existencia es un borrón y nunca me dieron la oportunidad de reescribirla, hoy mis faltas y mis fallos serán parte del cimiento, no adornaré más lo inadornable, ni buscaré la "perfección", no soy perfecto, ni quiero serlo, tan solo el fluir del rio... y que gire el reloj, tan solo sonreir.........

SABOTAJE A LA CORDURA

-Sabotaje a la cordura-

Se siente triste por la noche y ríe cuando miran, busca la soledad y busca la muerte cuando la soledad le encuentra, sabe lo que quiere y a su vez sabe que no debe quererlo. Él se llama obsesión y anda siempre de un lado para otro sin saber a dónde ir, es mi compañero de rutina

-Acto 1-

Con los ojos vigorosos y brillantes notaba cómo el odio florecía en ásperos goterones amargos que arañaban su cara agonizante…
Así hacía su aparición en el crepúsculo de la noche, derrochando versos inéditos propios de un esquizofrénico, en los que en el acróstico figuraba el nombre de “ella”, y entre esos insípidos poemas sin lógica alguna renacía cada mañana su esperanza para ser condenada cada puesta de sol...
-¿Porqué habría yo de querer ser pájaro, si nunca tuve alas?, ¿porqué escribir prosa, si nunca supe hablarla?, ¿porqué nací? Tal vez fue el gesto más egoísta que tuve, sí, eso es, soy un cínico egoísta, y ambicioso… Pobre en alma y desdichado en carne, soy la negación del pesimismo, la pesadilla del escritor… soy el infatigable desanimo…-
Roma se maldecía a voces, desecho, como rey derrocado, la impotencia le hacía dar cabezazos contra el muro, ese infranqueable obstáculo en el camino a la perfección, ese factor autocrítico que en escasez te conduce al fracaso y en exceso te consume.

-Acto 2-

El sonido del agua corriendo por su bañera, el aire adornado en tristeza, una suave tristeza, casi armónica. Lúcido a ratos se deleitaba con “Ludwig Van” en su sonata de claro de luna. Furtivos aquellos ratos, destellos que no fueron más que el parpadear del insensato.
Rehusaba cualquier atisbo de su naturaleza, fracasado cuando menos aún tenía fuerzas para respirar con energía, apenas llegaba oxígeno en el aire, consumido este por las velas con las que se iluminaba el baño; preciosas lágrimas de fuego… Una vez llena la bañera se metió en ella sin tiempo a quitarse la ropa, sumergiéndose en la nada, y comenzó a escribir lo que sería su testimonio… aquella espina clavada en lo más hondo de su razón…
¡Gritaba!, y volvía a callarse… escribió y reescribió el mismo verso durante una hora, lo desnudaba y movía torpemente en el espacio alterando su significado buscando a saber qué…¿la aprobación tal vez?, ¿la aprobación de quién?, él amaba el sonido de las palabras, eclipsado ante su poder, no fue capaz de ignorar como la poesía hizo al Hombre, como convirtió en lideres a impetuosos genios de las artes oscuras, grandes palabras en grandes guerreros que impactaban de lleno al toque de corneta, hábiles crupieres en la fortuna del amor…
-Terminemos pues. “ haced muerte de mi olvidada vida, llevadme con vosotras palomas mensajeras y elevadme tan alto que haga del cielo mi horizonte… y luego, sin titubeo alguno, dejadme caer sin morar en vuestra conciencia remordimiento, ¡y recordad que fui yo quien luchó!, para desgarrar su alma de este cuerpo… Dejadme abandonar las paredes de piel y ser alma etérea, ¡libre ante la vergüenza!-
Se decía para sí mismo, sin más que el distraído espejismo de la duda mientras se acariciaba la garganta con el filo de la compasión.
-¡Olvidar al fin cuantas penas!, resulta difícil de creer… me cuesta pensar que la muerte no dolerá y que podré cerrar los ojos cuando mi vida pase ante ellos… tan solo ansío, tan solo ruego que la muerte no me sepa a nada, ¡y suplico!, por la creación que suplico… no me condenen por lo que hago, pues yo nunca les hubiese condenado…-
El sonido más bello se hizo presente tal cual… su última bocanada, y suspiraba… cuando comenzó a brotar de su nuez una cascada de sangre que dibujaba en la bañera un rojo atardecer, cálido, sereno… y recordó, recordó por qué había de vivir, recordó a su amada, aquella pungente poesía narrativa del “pecado”, aquella bailarina de porcelana que taladraba incesante la esperanza. Recordó y ya no quiso morir, ahora que se rompieron las cadenas del verbo, ahora que al fin conoció a su hijo nunca concebido. Supo que la vida nunca le iba a entender, a él, que nació de la poesía y no para ella, a él, que murió cuando decidió retarla, y lo derrotó… ¡sin honor!, ni talento…
Ver su pecho anegado en sangre lo superaba, ¡y golpeó! Esta vez golpeaba el nácar de las cenefas a modo de castigo para sus inútiles manos, así al menos lograba desprenderse del sabor a fracasado.
-La conciencia-
Incapaz de morir, no llegó a afrontar la vida, tan cobarde que se contó una mentira en la que en un futuro reiría y desaparecerían sus penas, días felices y jamás volvería a sentirse incomprendido… Mentiras, todo indicaba que quedaría reducido a un mundo oxidado y apático por la rotunda “vergüenza” consigo.
- ¿Eva? Siento tu presencia, continua y distante, dejándote entre ver por las cortinas de aire que mi mente destila, ya es tarde para recluirnos, se que todos los versos esculpidos aún conservan su significado concreto, el desenfreno que me invade al verte es la indulgente causa de mi estado. Gané, lo hice arrancando de ti el entresijo de un corazón infame, concebido entre pesadillas sin amaneceres que me despierten, trasladado desde el ensueño hasta esta insomne realidad mortuoria. ¡Déjame, soy dueño de mi vida y de su fin, qué importan los motivos!
Golpeaba al aire con estrofas en un arrebato de duda…
- No soy nada sin ti Héctor, tú me das la vida y si morir ansias, contigo moriré, pero no antes
- ¿Ni morir con dignidad puedo?, Todavía aquí sigues juzgándome.
Roma continuaba en aquel estado pseudo paranoico mientras sangraba, gritaba y escribía otra hoja más.
Lo miré, me vio, espejismo en el desierto, aquella plasta ególatra se aparta a mis pasos, como asustada ante el reflejo de la vanidad. Firmes y fluidos gestos que con la habilidad de un silbido me alzan, como la luna en la noche, a los árboles donde duermen las almas de los poetas difuntos, ¡en la cima! Como Ícaro... fascinado, extasiado y corrompido. Allí donde los poemas murmuran guiados con el propósito de encontrar a su musa, donde jugaba con los astros a ser uno de ellos, allí donde un soneto susurrado caía en la dicha de la eternidad, donde la luna y el sol se amaban, sentado en la más linda dama del verdugo me deshice, me hice libre de mi afán por ser y escribí…
Y Escribió, una tras otra páginas en las que difícilmente se podía entender algo, pero sonreía con fuerza, su precario instinto por sobrevivir cumplía su función, en ese instante que no necesitaba a la verdad, cuando se veía colapsado por la literatura y sus funciones vitales quedaron reducidas a desangrarse mientras rajaba el papel… Se desvaneció.

-Flashback-

¡Chico!, ¿me oyes?, ¿recuerdas tu nombre?
- ¿Cómo?, ¿pero qué hago aquí?
-Te encontré tirado en el suelo del baño…
-¿Quién es usted?
-Soy Ágata, tu doctora en este hospital
-¿Me pondré bien señorita?
- jajaja, ¿de verdad lo preguntas?, ¿tú que anoche te cortabas el cuello?
No le hizo mucha gracia el comentario y el sofoco se iba haciendo otra vez dueño de él
- Toma el lápiz
- ¿y los papeles?, ¿no encontraron unos folios junto a mi?
- chico, ¿no recuerdas nada?
- ¿recordar qué?
- Esto es un hospital psiquiátrico, ingresaste aquí hace dos años por intento de suicidio
- Ágata, mire mi sonrisa, tráigame folios y le explicaré cuan cuerdo estoy…
Roma pasó dos semanas en cuidados intensivos, el último día le dejó una novela de unas doscientas páginas encima de la mesa.
- ¿y bien, que opina ahora?
- No entendí que tiene que ver que estés curado con tu novela, ni por lo que dices.
- ¡Doctora!, ¿no lo comprende?
- No, ni me pareces escritor
- Eso es señorita, exactamente eso, mire mi cara y observe, no solo fui capaz de terminarla y enseñársela, sí no que además no me hiere la crítica.
Ágata quedó vislumbrada por la alegría de aquél chico que brincaba y escribía, portaba espada imaginarias mientras recitaba autores, jugaba a ser piloto y maestro,
- Por favor, tan solo escúcheme. Es preciso que lo deje en su habitación…
- ¿y después qué? Aunque lo que me cuente suene ilógico se que obligatoriamente deberé de asumirlo. Pero es innecesario continuar ocupando una plaza que un loco, más loco, podría ocupar… ¿acaso no aclara mi testimonio la facultad mental que poseo? Quizás nunca fue agraciada con tales recursos…
- Iré a hablar con el director del hospital
Un mes más tarde los oí mientras se acercaban, yo estaba nervioso, pensé que tal vez existiese la posibilidad de que me dejasen salir y darle al mundo un toque diferente, mi toque
-Muy bien, ¿este es el chico?
- si
-lleváoslo y dobladle la dosis, que no vea nunca la luz, ¡Roma!, lamento decirte que aún no estás curado…
- ¿por qué no?
- porque aún dependes de mi…

Víctor Reyes

la flor y nata.

Deseo tus labios una última vez,
para sentir estallar la vida entre mis manos,
y jugar a sumergirnos en el extasis,
como dos cobardes enamorados...

Escondeme del miedo,
que merma la ilusión,
dejame libre para fingir k soy inmune,
ante la exquisita perfección,
que no me corromperé por tus sonrisa,
seré fuerte y tenaz,
frente a la debilidad,
pero si no me das ese beso...
si no me das ese beso...
t lo tendré q robar,

http://www.youtube.com/watch?v=OoMqEGI79MI

cada mundo es uno..

Tu sencillez que me hace cosquillas en la sonrisa...
son tus ojos, tu mirada, los que embaucan mi pasión descontrolada,
son tus gestos y el misterio de tu alma, que enamoran esa bestia petrificada...
siempre certera, la palabra seleccionada,
tu blandito corazón, q a mi razón hace despistada...
tus principios, k son mi final...
los valores, k no vi flakear...
y tu integridad, sin complejos por los q llorar...

en vano te busco entre mis manos

perdimos el tiempo mirando hacia el pasado,
y ahora solo me arrepiento,
de los besos que no he dado..

sube que te llevo

arráncame el corazón,
tíralo y písalo,
pero no hables mas de amor
que no sabe quien ya olvidó...

no me quedan tildes...

Son tus ojos a lo lejos,
que me lloran aun callados.
Son tus ojos desde luego,
los que a mi me atravesaron.

Son mis sueños dibujados
en tu pecho con mis manos
son mis sueños dibujados
con los dedos enredados

Son tus ojos desde luego
que me lloran aun callados
son tus ojos a lo lejos,
los que a mi me arrebataron....

¿y mis sueños?
en el aire dibujados
¿y mis dedos?
en tu pecho enredados..
V.R

Héctor y Roma 3

CHAPTER III (se conocen)
Admirado Héctor no recuerdo con exactitud esa noche en la que nos conocimos, y no sé donde pisaría hoy si esa luna no existiese; es como secuencias fugaces que no logro encajar con destreza.
Derruido a orillas del Senna, sin más que la sombra del banco y un vino palpablemente fósil, añejo, o avinagrado, carece de importancia ya que Francesca no está para dotarme de su hábil sensualidad matutina, y esplendor sexual casi adolescente.
Indescriptiblemente ebrio palpé el bolsillo derecho de mi pantalón, y encontrando en él un arrugado papel y los restos de un lápiz que solía masticar cada mañana, me convencí que lo mejor sería descargarme en palabras. Pero mi intención fue repentinamente perturbada; las ganas de descargar los despojos provenientes de mi vejiga se imponían ante cualquier contradicción.
Dejé de ser el decorado de aquel penoso banco a la orilla del rio, y aunque lo que realmente quería era mear en lo más próximo que se pareciese a un árbol, no me preguntes porque, pero mi samba nocturna dobló la calle, y ahí, en ese incomodo sitio de reposo murieron las palabras que no di a luz.
Seguí a mi ritmo, guiado por ambulancias que iluminaban a lo lejos, envuelto en humo de “Parissiene” , una asquerosa niebla amarga que droga las bacterias que me persiguen, ¿qué parte retrasada de mí me habrá llevado a comprar tabaco negro?, seguramente la que me lleva a caminar por inercia. Hace diez minutos que recorro el asfalto sinuoso, y aún sin eliminar la esencia agria que mis riñones destilaron, me detuve, inmóvil bajo una luz, vi que nadie deambulaba en el horizonte, y con un leve movimiento le di la bienvenida a mi aparato reproductor. Los instantes previos al despliegue de tal manantial son verdaderamente intensos. Después, un placer casi orgásmico fluye por mis órganos que hacen perfecto el momento.
Alcé mis parpados, y en mi reducida visión contemplé el pavor, una masa uniforme de dos metros de altura y con un palo extremadamente grande se aproximaba hacia mí. Es ahí cuando me doy cuenta que el señor pene estaba dando una función justo enfrente de un prestigioso café-bar.
Prácticamente desnudo y sonriendo de horror corrí calle arriba, me impulsé como si un reptil propio de circo me persiguiese, si, un lagarto de dos metros vestido de cocinera. Luego no sé muy bien que fue lo sucedido, recorrí unas cinco calles sin aire, con la asfixia del cigarro que todavía colgaba de mi mano, el mundo se tambaleó como si un terremoto desviara mi eje, perdí la noción de espacio, tiempo, realidad y pudor, y en el último suspiro antes de desvanecer, en aquel vacío callejón, recreé en mis pupilas una silueta…
-¿Estás bien?
“¿De quién será aquella sombra?, no noto dolor físico, por lo cual el cocinero se dio por vencido en la búsqueda, gracias le doy a Baco por concederme unos pasos más y así ocultarme de aquella bola que goteaba grasa animal, pero… ¿porqué me perseguía?, mal momento para recordarlo, rodeado de cucarachas y jeringuillas solo pido que el ángel supremo venga en mi auxilio.”
- Disculpe, ¿se encuentra bien?
- ¿Quién habla, un ángel?
“estoy vivo, pero estos insectos pretenden devorar mi sistema digestivo y emborracharse en mi sangre coagulada…”
- ¿Ángel?, No hay ninguno por esta zona, las putas ya se acostaron, vengo de hacerles una visita y aquí estoy, procesando sus delirios. Dame la mano que te ayudo a levantarte.
- ¡Ho, qué amable!, ¿no serás cocinero por casualidad, no?, porque si lo fueses estaría ante un verdadero peligro… ¡uf, que mareo! No puedo ni descifrar tu rostro.
- ¿cocinero?, jajaja, ojalá mi futuro fuese tan valorado como para permitirme ocupar el tiempo en las artes gastronómicas.
Tendí mi mano y el ruido de mis huesos golpeó contra las paredes, con una presión tan solo comparable a la de mi cabeza, sentí que la sangre no formaba parte del extremo de mi brazo. Una licuadora de ochenta kilos, eso era mientras me despegaba de La Tierra, sentí la gravitatoria fuerza del estomago impulsando hacia la tráquea la materia gris que contenía en el mismísimo aparato interno; y por más que quisiese darle las eternas gracias a aquel sujeto, no pude.
Arrastré mi inválido físico hacia el muro más cercano, extendí mis manos contra él, como si un par de voluptuosas tetas fuese, y con la mente en blanco mi sobredosis me embarró la boca de un fluido morado, algo espeso y de agrio sabor.
Pobre humano el que contemplaba mi ritual… no merecía aquello después de haber saboreado con su lengua, y palpado con sus dedos la estructura sexual de un par de prostitutas, exóticas e inaccesibles para estos bolsillos agujereados de tanto buscar.
Otra vez soy complacido por su natural caridad, entregándome un pañuelo de textil japonés, en el que bordada estaba la frase “punto G”, algo desconcertado acepte su ayuda sin dar nada a cambio.
“quizá este personaje sea el violador de ancianas que tras un mes de intensa búsqueda, la policía no pudo encontrar, no lo recrimino, cada uno posee sus gustos, aunque de serlo me enfrentaría a un desequilibrado, depravado sexual, maltratado por su hermana y acosado por su abuela, me enfrentaré…”
- ¿Ya estás mejor? Una gran demostración de lo que llamamos alcoholismo.
“no creo que sea esa clase de monstruo, seguramente lo dejó su novia y salió a despejar a su amiguito, terminando su trayecto en la cama redonda de ciertas tailandesas de pago”
- Si, gracias, aunque tendrás que incinerar el trapo que te devuelvo, no creo que nadie ose de valentía ni de ganas necesarias, como para sacudirse la nariz en él.
- Eso no importa, fue un regalo de la reina y esclava posesa de mis pericias manuales, prisionera furtiva de todo pensamiento explícito. Fue tanto que la tuve entre mis brazos, la quise, y de tanto quererla terminé por odiarla… ¡Maldita perra! Profanadora de corazones.
“Un momento, él también lleva consigo el don de las sustancias prohibidas. Acabo de darme cuenta, de sus nudillos chorrea la espesa niebla perfecta, con un aroma capaz de revelar las paganas historias en las que se sumergía cada noche.
- No hay delirio capaz de sosegar el vacío dejado por una mujer, quizás una botella de vino ahogue cuantas respuestas pretendamos buscar…
- Perdón, no nos hemos presentado aún, yo soy Héctor

V.Reyes/M. Birlangeri
Al menos nuestra locura es sana ;)un abrazo

Héctor y Roma 2

Capítulo II (Roma)
Querido hermano de la noche, el desvelo nos puso en la misma senda, y el desvelo hará de guía en nuestros días de ojos cansados… aquí araño este pedazo de servilleta y grabo así mi historia, en esta carta que te envío.

Era otra de esas tardes insípidas donde transcurre la más hermosa de mis anécdotas, con un ser bastante agradable. Coincidimos como si los astros emparejasen ángulos imposibles, bajo la luna boscosa que contorneaba la figura de los sauces llorones. En la ciudad de las mil fantasías. Fue tan simple la conexión que especulaba con las posibilidades de los sueños perpetuos, noche en la que al levantarme solo encontraría los restos de una pasión única pegados en el terciopelo que me cobijaba; si, explayados en un segundo paralelo en el cual se pierde el instinto dominante y cada bocanada de aire es fruto del placer.

Como es costumbre en mi, poco recuerdo de su nombre, más bien nada, la conocí por el apodo “rubí”, lo era, tal vez por los rojizos bucles que enmarcaban el brillo de su mirada, con los que jugaba de manera tentadora con sus dedos. Levitaba en su cuello una esencia aromática capaz de aletargar al mismísimo Ares. Narrada en fábulas estaba mi razón sobre su esplendor, aquel rostro tallado en la pasión declaraba en el destello de dos pupilas el conjunto emocional que a través de vocablos no pude expresar, la sutileza con la cual se dirigía a este futuro encadenado de sus gemidos, hacían que la vida no tuviese razón alguna, y que la mía solo deparase su rastro.
Pero comencemos por el principio.
Silencioso atardecer, observo distraído el reloj, sin pensarlo, mareo las agujas que en trescientos sesenta grados simplifican su rutinaria función. No había planeado nada, ni nadie sabía que estaba allí, y sin camino me dispuse a salir en busca de algo que llenase el inmenso vacío entre mis versos.
El agua alejaba la impureza que me perseguía sin cesar, un maleficio para una mejor comprensión. Intenté adecuar mi vestimenta al día que me había acompañado; algo simple, compuesto por camiseta gris de algodón, vaqueros Levi´s que heredé del pasado y unas zapatillas que cualquier humano pensaría que fueron roídas por la nocturna oscuridad. Con dos gotas de una pequeña muestra de perfumes por collar, apresuré mi huida de aquella habitación pulida en aromas inmutables, procedentes de los lienzos recién torturados, rápidamente y sin olvidar las llaves de la habitación bajé en un ascensor maquillado con tapices dorados, cuyas huellas no existían ni de manchas se apropiaba, enfundadas en cristal fino las paredes, mientras que el rojo amargo disimulaba el anárquico estado de mi calzado.
Caminé hacia la salida, pasando por la recepción, donde Julia desarmaba el ritmo de mis pasos con un ligero pestañear.

- Buenas noches, no quisiese causar molestia alguna con estas palabras, pero sus ojos hablan y los míos suelen interpretar. Es una lástima que tenga el placer de conocerla dentro de su trabajo y no en cualquier sitio ocurrente o inusual, me limitare a decir adiós y volver en unas horas, deseando haber encontrado al fin el misterio de estas paredes.


Con una sonrisa tímida como respuesta, tan solo las palabras dichas provocaron su sonrojo, y en mi la oportunidad de descifrar sus virtudes. Al fin estaba lo suficientemente animado como para adentrarme en la oscuridad embaucadora, pernoctando en copas y filosofía extranjera, sin meta alguna pero con una clara intención, alimentar a un corazón hambriento de sensaciones, que desde hace cinco días no suele respirar con normalidad.
Crucé la agrietada vía, cual formaba civilizaciones en sus escondrijos, y bajo un telón nuboso arrastré mis pies por baldosas vacías. Abrí la puerta de un acogedor vestíbulo de madera, sofás curtidos en piel animal y una barra en la esquina, era el primer fotograma que recibía de ese sitio, el parquet de cedro fino monotonizaba la acústica de mis pasos, mil velas colgaban de su cielo.
Me detuve, simplemente para observar quien disfrutaba del fervor melancólico de una insípida noche; y allí la contemple, en el extremo del bar, divagando lo que sonetos intuí, inhalando sutilmente el humo que de su mano se desplegaba, tan firme, tan bella que ni mis párpados podrían ocultar este alma eclipsada.

Fascinado dejé caer mi codo sobre la tarima, esperando que un leve giro de su cabeza instalase su prisma en este aprendiz bohemio. Oía un eco a lo lejos, se hacía más constante por momentos, con un decidido impulso incliné mi medula hacia la derecha, donde el camarero me interrogaba.
- ¿Desea algo señor?
- Oh sí, muchas gracias, un martini bianco con extractos de “virgen”.

Hacia tiempo ya desde mi último Martini, el recuerdo que tengo de él es delicadamente agradable.
Pero continuo anonadado, inmerso en sus frívolos labios de actitud inerte, perdido en la sombra que sus imponentes y delicadas manos dibujan en mi cerebro... y sin tiempo para imaginar, observé su cabello balancearse, desenredarse sobre sí mismo, dando respuestas a mis porqués. Inocentemente su mirada gira de nuevo y pierde a la mía, naufragan en la odisea prohibida que soñé escribiendo poemas. Contemplo, sumido en sus nebulosas esmeralda, provocando el destello más hermoso que resplandece dentro de mi ser; y ella, tan sublime como mágica, me regaló un gesto dedicado, una caricia en un rostro venerado por mis dioses, me dio todo cuanto pedía, le dio la buenaventura a mi impuro fantasear.
- Aquí tiene caballero...- oía mientras me alejaba de este mundo despreciable, a solas con ella y un mar de besos por dar. Pero desperté, tome la copa y di las gracias cordialmente mientras seguía postrado en la barra. Al volverme para contemplarla izo acto mi acostumbrada desdicha… lloraba la marca que su copa plasmó en la mesa. Amplié mi visión para observar si tras la ventana la podría encontrar, pero solo veía el baile de los arboles, cuando sin esperarlo noté un cálido desliz por mi hombro, volteé mi cabeza nuevamente, ya estaba casi mareado, y la observé, acariciaba con sus manos mi sensibilidad, rayando mi consciencia con premeditación.
Sin evocar en mi instante la osadía que perpetraba en su juego, condújome su frescura hasta el laberinto que entrañaba, guiado por mi incondicional impulso, y así acabar descubriendola frente a frente en la desnudez de la pasión.
- Disculpe si discrepo, o si embriago mi corazón de lágrimas dulces, perdone señorita, pero es cuanto ansío contemplar en esta solitaria luna. No sé cómo, ni tengo un porque para describirlo, sería igual que preguntarme el motivo que me hizo atravesar esa puerta… realmente no tiene palabras. Pero sé que me hace estar frente a usted, ese cosquilleo que recorre todavía mi brazo, los pétalos que dejó caer al caminar, el enigma que posee, y esos ojos; transparentes de secretos, puros, tan intrigantes como seductores, reyes de constelaciones y portal a su alma.
Dijo nada, sin parpadear, continuaba mirándome como la contemplaba yo al igual, note su pulsación en aumento y sus delicadas manos humedeciéndose por la situación, pero seguía sin hablar, ni un músculo inmutaba. Sus ojos susurraban un párrafo de irrealidad continua, haciéndonos protagonistas de esos veinte centímetros que nos distanciaban; y sin otra razón a la cual contestar me sonrió, regalándome el más simple gesto que pudo ofrecerme, único y vivo el deseo de compartir conmigo sus momentos.
- ¿Suele dejar sin palabras a la gente o seré privilegiada de encontrarlo sin previo aviso? Le veo solo e incomodo, acompañando al barman, disimulando su vista absorta en algún lugar, ¿Por qué no hacer de esta noche algo inusual, me acompañaría si no le molesta?
- Molestia sentiría el hombre de la barra al observar que mi fortuna es similar a su desdicha, honor es el mío al poder consumirme en su resplandor.
Ya era mía y así, sin más inverosímiles balbuceos que añadir, pagué al chico de la barra y con un guiño me perpetué como Don Juan, como artista del arte, como prestidigitador abduce entre artimañas a niños, y fui crupier de su fortuna, era yo quien hacía de la noche el día, a quien cronos cedía en la osadía; y fue así como afrodita se enamoró de una vago disfraz de enigma. Huella de mis huellas, y sombra de mis sombras me siguió embelesada hasta llegar al Nirvana.




Allí donde llevábamos a nuestras musas y futuras víctimas de nuestros placeres carnales, insaciables, lujuriosos y un tanto majestuosos, éramos semidioses de la alcoba, se nos conocía en toda la calle Rudmon por nuestras tretas literarias y argucias que nos facilitaban la conquista de aquellas muchachas soñadoras, las más bonitas quizás que se pudiesen ver por allí. Algunas a la tarde incluso preguntaban por nosotros en el bar, donde Fred, camarero y amigo nuestro respondía con decisión que la noche pasada era la primera vez que nos había visto. Y así pasaban los días, incluso convertimos aquello en un juego, donde Héctor y yo cada mañana nos sentábamos en la cafetería del hostal poormoon, de la avenida principal de la capital, para tomar un café con los deliciosos croissants de chocolate que preparaban, cada uno sumido en su suntuosa fantasía, decorábamos con sutiles palabras y abstractas metáforas, lo que había sido una romántica y pasional noche con nuestras pupilas del amor.

V.Reyes/M. Birlangeri
Al menos nuestra locura es sana ;)un abrazo

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Prisas

Castillos de esperanza alzados en las nubes, derrotados por la cruel sensatez, verdades teñidas de mentira, despertar cada mañana para seguir escribiendo la utopía de esta mi vida.
Incesante, perturbador, el eterno peso de los minutos, que mañana serán días para ser tal vez años y una vida.
Entre batalla y batalla nunca queda tiempo para saborear el tiempo, y aquí sigo luchando para poder hacer más en cada hora y me pregunto ante esta ridícula y redundante premisa, ¿en que momento entendí mal la vida y pensé que había que llenar el vaso en vez de beberlo? Aunque la pregunta debería tal vez ser, ¿Cuánto tardé en dilucidar este axioma que otorga el control por completo de mi banal existencia a una búsqueda de la realización de un estereotipo creado por mi?, y lo más curioso es que nunca dejo de ser yo quien lleva las riendas “me otorgo a mi mismo el control” pero de alguna manera “ya no hay riendas” soy yo quien tira de la carreta y me vuelvo a preguntar en este embrollo dialectico-semántico, ¿qué papel juega cronos en la metáfora? ¿es quizás el caballo?, ¿quizás el conductor? ¿ o tal vez el pasajero?